En la actualidad todos somos conscientes de que la alimentación en los primeros años de vida es fundamental para conseguir un crecimiento y desarrollo adecuado, así como para conseguir hábitos saludables. No obstante, dichos hábitos se encuentran influenciados en gran medida por razones sociales, culturales y económicos, haciendo que exista una gran diferencia entre países.
Hace poco estuve leyendo un artículo muy interesante acerca de la ingesta de huevo en bebés mayores de 6 meses, y esto me llevó a recabar información de diferentes artículos sobre la alimentación complementaria , encontrando así un artículo que englobaba unas recomendaciones básicas y actualizadas:
La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses de vida, sin embargo, no existen datos científicos que avalen que la introducción de la alimentación complementaria entre los 4 y los 6 meses de vida tenga alguna desventaja.
La introducción debe realizarse de forma gradual y en pequeñas cantidades. La exposición a sabores variados facilita la tolerancia a la alimentación posterior.
A pesar de mantener patrones distintos de crecimiento, las recomendaciones sobre la introducción de la alimentación complementaria son las mismas para lactantes amamantados que para los que reciben lactancia artificial o mixta. No es aconsejable posponer el inicio de la alimentación complementaria más allá de las 26 semanas (6 meses y medio).
El orden de introducción de los alimentos varía con las culturas y el nivel socieconómico es interesante que se introduzcan pronto alimentos ricos en hierro (carnes) y ácidos grasos poliinsaturados (pescados).
A continuación exhibiré la información de mayor relevancia en función del alimento:
CEREALES
Los cereales son una fuente importante de fibra y de energía, por su contenido en hidratos de carbono, por lo que se recomienda su ingesta a diario, además de aportar proteínas de origen vegetal, minerales, ácidos grasos esenciales y vitaminas (especialmente tiamina). Sin embargo, la introducción antes de los 4 meses y después de los 6-7 meses del cereal con gluten se asocia a un riesgo aumentado de desarrollar enfermedad celíaca y diabetes mellitus tipo 1. Se recomienda introducirlo en pequeñas cantidades y gradualmente.
SAL
Una ingesta excesiva de sodio en la infancia temprana puede programar el desarrollo de una presión arterial elevada en etapas posteriores de la vida, sobre todo en niños genéticamente predispuestos. No es recomendable añadir sal a los alimentos y deberían evitarse los alimentos muy salados como vegetales en conserva, carnes curadas, pastillas de caldo y sopas en polvo.
ACEITE
Se recomiendan dietas con adecuado contenido en grasas, siendo preferible el aceite de oliva por su composición, en todas las preparaciones culinarias.
VERDURAS, FRUTAS Y HORTALIZAS
Proporcionan vitaminas, minerales, almidón y fibra. Son una fuente muy importante de vitamina C y B6. Las verduras de hoja verde y las frutas y verduras de color anaranjado son ricas en carotenoides, que son transformados en vitamina A. Es recomendable la alimentación con frutas frescas y verduras variadas a diario y así satisfacer las recomendaciones nutricionales.
LEGUMBRES
Las legumbres pueden introducirse añadidas a las verduras para enriquecer su valor biológico proteico. Se deben ofrecer sin piel al inicio (pasadas por pasapurés) y 1-2 veces por semana para favorecer así el incremento de la actividad enzimática y digestiva y evitar la flatulencia.
PESCADO
Tanto el pescado blanco como el azul son una importante fuente de proteínas y aminoácidos esenciales. El pescado blanco y el marisco son pobres en grasas, el pescado azul tiene una alta proporción de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega 3 y omega 6. Aparte de la leche materna, el pescado de agua salada es la principal fuente de yodo para los niños, y aporta cantidades considerables de minerales como el cloro, sodio, potasio y, sobre todo, el fósforo.
CARNE
La carne es una buena fuente de proteínas de alto valor biológico (contiene todos los aminoácidos esenciales), hierro, cinc y ácido araquidónico. Los nutrientes están más concentrados en la carne magra que en la grasa.
HUEVO
El huevo constituye una fuente importante de proteínas y sus grasas son ricas en fosfolípidos con predominio de los ácidos grasos poliinsaturados sobre los saturados. Aunque su contenido en hierro es bastante alto, está ligado a fosfoproteínas y albúmina por lo que es menos biodisponible. Los huevos han de administrarse bien cocinados para evitar la salmonelosis, comenzando por la yema cocida y posteriormente con la clara. Un huevo contiene 6 g de proteínas (el equivalente a 30 g de carne magra), ácidos grasos esenciales, vitaminas y hierro. No se recomienda la administración del huevo crudo puesto que se digiere en menos del 50% y aumenta su capacidad alergénica.
LECHE Y DERIVACIÓN DE LÁCTEOS:
La leche sigue siendo una parte fundamental de la dieta una vez introducida la AC. Se recomienda continuar con LM mientras se introduce AC.
La leche de vaca es una fuente pobre en hierro y no debería utilizarse como bebida principal antes de los 12 meses, sin embargo, resultaría aceptable la ingesta de pequeñas cantidades antes de esa edad.
Para resumir, no hay razones para posponer la introducción de alimentos potencialmente alergizantes (pescado, huevos..etc). Por otra parte, los lactantes que reciben mayor carga proteica en el primer año de vida tienen un riesgo mayor de obesidad posterior. La medida preventiva más eficaz en esta etapa de la vida es recomendar la lactancia materna. Pero siguiendo unas pautas recomendadas por un especialista, no existe problema alguno de añadir alimentos complementarios siempre en pequeñas dosis y de manera gradual.
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Nuevas tendencias en la introducción de la alimentación complementaria en lactantes M. J. Galiano y J. M. Moreno-Villares. An Pediatr Contin. 2011;9(1):41-7
ProPAN: Process for the Promotion of Child Feeding 2016. Software User’s Guide. Version 2.0. ISBN 978-92-75-11731-6